En la propuesta se tienen en cuenta conceptos bioclimáticos y de adaptación al entorno, de manera que se conciben dos bloques (54+46) separados por una plaza interna y privada común a todas las viviendas. Éstas, por su carácter periférico, cuentan con grandes terrazas. Los edificios se proyectan para conseguir una oferta variada, eficaz, flexible y adecuada a la demanda actual. Así, encontramos en la planta baja viviendas de dos o tres dormitorios con jardín, y de tres habitaciones en el resto de alturas (el diseño cambia levemente en los extremos, rompiendo las esquinas para rematar la gran pieza de ladrillo con sus amplias terrazas). Como concepción formal, se han adaptado las de esquina de los últimos pisos transformándolas en dúplex y vinculándolas con el ático. Se realiza, de este modo, un juego volumétrico con sus terrazas que da carácter e identidad a cada bloque. En los áticos, las viviendas son de dos dormitorios y tienen una concepción funcional más libre y flexible.

Aprovechando las ventajas de disponer de un fondo edificatorio de dimensiones adecuadas sumado a la gran plaza común, las viviendas cuentan con buenas condiciones de soleamiento, ventilación y salubridad, puesto que se han planteado con doble orientación. La tipología resulta de lo establecido en el planeamiento, donde se dice que uno de los bloques debe tener planta baja, cinco elevadas tipo y ático y el otro, baja, cuatro alturas y ático. No obstante, en ambos casos el ático se retranquea respecto a la fachada en sus cuatro caras, destacando sólo los cuerpos de las escaleras. Finalmente, los volúmenes presentan balcones y cuerpos volados respecto ala línea de fachada, generando así un juego volumétrico que quita peso a la edificación y da carácter al sector.