Entre los principales objetivos de esta actuación destacan: resolver las demandas históricas de accesibilidad del barrio de Echavacoiz con el resto de barrios; conectar con la vaguada de la Universidad; mejorar la accesibilidad de los residentes; dar continuidad al paseo de Echavacoiz Norte y conectarlo con el paseo del río Elorz; aumentar la movilidad de peatones y ciclistas; y dotar de identidad al barrio ejecutando una intervención atractiva que enlaza espacios públicos marginales.

Debido a su configuración topográfica, con un desnivel de aproximadamente 30 metros, el entorno de la calle Concepción Benítez presenta una serie de barreras arquitectónicas que impiden y dificultan los desplazamientos de los habitantes de un grupo de 630 viviendas dispuestas en diferentes bandejas o plataformas. Los aproximadamente 1.745 habitantes que viven allí tienen problemas a la hora de realizar sus movimientos diarios o para acceder al transporte público, al centro de salud o realizar las compras básicas.

La actuación no sólo se centra en la disposición de dos elementos de comunicación vertical y de varias pasarelas, sino que busca potenciar las posibilidades que ofrece el lugar como espacio de encuentro y relación, disponiendo mobiliario y vegetación en los distintos puntos de contacto, de tal forma que la actuación integre parque y ciudad.

Ambos ascensores tienen el mismo diseño e imagen. Se han integrado en el paisaje de manera aparentemente aleatoria, pero sugiriendo un camino diagonal que zigzaguea entre muros prefabricados y plazoletas de estancia y paso. La presencia de estos elementos verticales no desea imponerse, ni alterar la imagen de la zona, sino dialogar con el lugar y debe servir para que los peatones tengan referencias visuales desde cualquier punto del ámbito.

El proyecto apuesta por la sencillez de todos sus elementos, liberándolos de cualquier fórmula que implique un exceso de formalismos o múltiples detalles constructivos. Los protagonistas del proyecto son los ascensores y una pasarela larga, que se presentan como elementos de cosido urbano.

Las pantallas de los ascensores son elementos robustos y significantes que aparecen como prolongación de los muros, de tal manera que su presencia no perturba, sino que acompaña. Los elementos prefabricados horizontales de los muros se convierten en verticales a modo de reclamo.

Frente a ellos, la pasarela se constituye en la pieza tecnológica que pone el contrapunto, nace de la cabina del ascensor y se prolonga hasta que encuentra apoyo en los muros prefabricados.

El conjunto, sobrio e integrador, dota de vitalidad a la zona y fortalece la movilidad entre los de abajo y los de arriba, además de facilitar los movimientos transversales. Los elementos verticales parecen surgir del pasado, de la urbanización, del espacio verde y de los muros prefabricados. Por el contrario, las cabinas y las pasarelas se presentan como elementos livianos y tecnológicos que dotan al lugar de movimiento y aspiraciones de futuro.