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Buscando la esencia de las construcciones cataríes originales, el cliente necesitaba una extensión de un viejo establo, un edificio de nueva planta adaptado a los nuevos métodos y tecnologías de la crianza de caballos.
Para asegurar el máximo grado de eficiencia la planta se divide en cuatro áreas separadas correspondientes a los diferentes grupos de cría.
Manteniendo la estructura espacial propia de la tradición catarí el complejo se articula en torno a un amplio patio que se transforma en un área de exhibición.