Las características de unas torres inicialmente isótropas se han matizado mediante el tratamiento simultáneo de las plantas y la volumetría para ajustarlo a los requerimientos específicos de cada orientación. Las zonas de habitaciones se agrupan de forma compacta y ocupan las esquinas de los edificios. Estas reciben un tratamiento de fachada diferenciado con paneles prefabricados de hormigón que permite ajustar los espesores de aislamiento adicional en función de los requisitos de cada orientación.

 La ubicación de los huecos de iluminación y ventilación se ha estudiado de forma particular para cada estancia, de modo que se produce un movimiento de los huecos en los alzados para mejorar la ganancia solar de cada uno de ellos. Este hecho introduce en la composición de los alzados una interesante componente de variación sin entrar en conflicto con el rigor del sistema constructivo planteado.

 Cada bloque se ha resuelto como una pieza de caras contrapuestas y materiales que contrastan, atendiendo al máximo a las exigencias funcionales propias del programa de vivienda protegida y sin renunciar a la consecución de una propuesta arquitectónica que enfatiza la volumetría de cada pieza. Ninguna de ellas puede verse como un elemento aislado sino como un diálogo en secuencia de piezas adaptadas a los parámetros urbanísticos, técnicos y económicos de un programa de viviendas sociales.

 Una serie de piezas que, como un conjunto de hitos de tonos grises y reflejos pétreos y metálicos, jalonan el acceso al nuevo barrio dando escala a su avenida principal. Un juego de volúmenes de caras contrapuestas que acentúan el carácter dinámico de la serie de fachadas que muestran el carácter público o privado de los espacios interiores. Un diálogo entre materiales y huecos que valora tanto la condición unitaria de la pieza como el carácter doméstico de cada vivienda.