Autores: Miguel A. Alonso del Val, Dennis Bartolomeo, Pablo Branchi Borrell, Darío Camisay Bandés, Felipe Croxatto Viviani, Rufino Hernández Minguillón, Mª Eugenia Hutter, Esperanza Marrodán Ciordia.

La propuesta a nivel paisajístico nacía ligada al concepto de ruina. El lema utilizado para el concurso –“El Claro en el Bosque” – hace referencia a un texto de María Zambrano que lleva el mismo título, y en el que podemos leer:

"(…) El claro en el bosque es un centro en el que no siempre es posible entrar. Es otro reino que un alma habita y guarda. Algún pájaro avisa y llama a ir hasta donde vaya marcando su voz. Y se la obedece. Luego no se encuentra nada, nada que no sea un lugar intacto que parece haberse abierto en ese solo instante y que nunca más se dará así".

Como sucede en Tikal o en las antiguas ruinas mayas, nuestro planteamiento trataba de potenciar la sorpresa, el descubrimiento que llega asociado a la idea de "claro en el bosque" y, una vez allí, dar al visitante la posibilidad de experimentar las sensaciones que llegan de la contemplación del pasado. En medio del mundo vertiginoso que nos rodea, este espacio podría ofrecer al visitante un lugar donde pararse, y pensar.

Así mismo, la intervención desde el punto de vista paisajístico permitía la creación de nuevas rutas e itinerarios naturales que van conectando los elementos singulares presentes en el entorno, acercando la naturaleza a la costa e integrando el perfil industrial en un escenario más suave que se prolonga hacia la zona de la Alcanada.

Se realiza un trabajo topográfico y paisajístico que trata de devolver a la zona su aspecto original, en el que los edificios del complejo, invadidos por la naturaleza, ya no son elementos aislados sino que forman parte de esa topografía. Se eligieron los elementos arquitectónicos que podían integrarse en el contexto, bien por sus dimensiones o por su originalidad, y el resto se demolían.

La llegada principal para visitantes se produce por la parte norte del complejo, donde existe una amplia superficie de aparcamiento como un claro más, protegido por los árboles. Desde allí un sendero nos conduce a un primer claro donde se encuentra el punto de Control (antigua casa del Guarda). A partir de ese punto comienzan una serie de recorridos que tratan de abrir en gran medida las posibilidades paisajísticas del entorno. En la primera encrucijada de caminos el visitante podrá optar por dirigirse hacia el Museo, o por el contrario continuar el paseo hasta la antigua Casa del Ingeniero, en la que ahora se alberga el punto de Información sobre las rutas del entorno y una pequeña cafetería.

Desde aquí es posible llegar con facilidad a la impresionante Torre Major de Alcudia, que domina la bahía con sus paredes encaladas. También desde aquí encontramos un camino que nos conduce a la antigua cantera, convertida ahora en anfiteatro. Emulando los antiguos anfiteatros griegos, desde este magnífico lugar las representaciones tendrán como telón de fondo toda la belleza de la bahía.

Tanto el aparcamiento como los caminos se trazan de la manera más natural posible, utilizando materiales acordes con el entorno boscoso. La grava y el empedrado de piedra natural se combinan en algunos puntos con cortezas de árboles y piezas de cortén a modo de traviesas. Con el tiempo, la naturaleza invadirá los intersticios integrando perfectamente los recorridos en el entorno.

Si desde el punto de Control el visitante decide ir directamente por el camino que lleva hacia elMuseo, irá encontrando los diferentes tanques escondidos entre los árboles. Algunos restos de los antiguos muros que les servían de plataforma van señalando el camino y ofrecen un lugar resguardado en el que detenerse.

Dos de los tanques se abren completamente en su parte superior y se recubren de acero cortén. Como si se tratará de esculturas de Richard Serra, son auténticos claros dentro del bosque. El tercer tanque se conserva cerrado, pero se perfora su cubierta de forma que los efectos de la luz sorprendan al visitante que decida entrar. Además de zona de exposiciones, en el interior de este tanque podrán tener lugar otro tipo de eventos.

Continuando el camino que desciende entre los árboles, pasando entre las dos altas chimeneas, el visitante llega por fin al Claro de acceso al Museo. En él, una vez despojado de la maraña de elementos metálicos que ahora lo cubren, el edificio principal se muestra en todo su potencial.

EL MUSEO

Para acentuar aun más la idea de ruina en el bosque, el proyecto libera la fachada principal del edificio construyendo los nuevos usos interiores en cajas desvinculadas en cierto sentido del edificio original. En algunos casos, la celosía despojada de los vidrios de cerramiento puede servir de entramado de soporte de especies vegetales trepadoras.

La Central se convierte en Museo, planteado como un espacio expositivo mixto que reúne características de los clásicos Museos de la Ciencia y la Técnica al mismo tiempo que alberga una serie de grandes espacios expositivos para obras artísticas contemporáneas. El programa se completa con talleres para artistas, aulas, un auditorio, biblioteca, y toda una serie de espacios asociados a estos usos.

En el alzado principal, una sencilla plancha de acero a modo de marquesina señala el acceso. La entrada se produce pasando bajo la entreplanta en la que se ubica la administración. Esta manera de entrar comprimida ayuda a potenciar el efecto de la salida al gran espacio central.

Además de las taquillas y otros servicios, en la Planta Baja aparecen dos nuevas “cajas”: la primera, alineada con la fachada principal, alberga en dos alturas los talleres para los artistas, directamente vinculados con la zona expositiva y el almacén; la otra, más cercana al acceso, se eleva ocupando un lateral de la nave central. En esta pieza, más escultórica que la primera, se encuentran el Auditorio y la Biblioteca.

En la Sala principal de Planta Baja se conservan los antiguos muros perforados como soporte expositivo. En algunos casos, los huecos que existen en el forjado superior se rasgan hasta estos muros singulares de forma que las escaleras que siguen el recorrido expositivo puedan apoyarse en ellos.

El acceso a la Primera Planta puede hacerse de forma directa en ascensor o mediante una nueva escalera ubicada siguiendo la dirección de las tolvas, o bien através de estas rampas y escaleras apoyadas en los muros.

En la Primera Planta se sitúan las salas de exposición de pequeños objetos, y también un gran espacio en el que se desarrolla la explicación histórica de la Central. Esta sala de historia aprovecha el antiguo panel de mando, que podrá ponerse en funcionamiento para su uso didáctico.

Esta planta es la última de la nave central. El resto del recorrido se desarrolla en el cuerpo que conforma la fachada principal y que se eleva tres plantas sobre la nave central.

La nueva escalera, que asciende hasta la última planta, se ha diseñado en forma de tolva invertida, de manera que el visitante se prepare “espacialmente” para la entrada en las tolvas, ahora perforadas para albergar espacios expositivos.

Una vez recorridas las tolvas el visitante podrá descender por el otro extremo, o seguir subiendo hasta alcanzar la última planta, el gran mirador.

Este es el punto en el que la actuación se muestra claramente al exterior. Se derriba el último forjado y se eleva la cubierta 4m sobre la cota de remate original. En este nuevo cerramiento, realizado con el mismo material de la fachada actual, se abren una serie de grietas que, basándose en el módulo de la celosía crean un nuevo ritmo que altera la monotonía tranquila de la fachada, creando una imagen singular sobre todo cuando el edificio se ilumina por la noche. Porque la luz filtrándose a través de las grietas de este nuevo espacio otorga una imagen totalmente nueva al edificio. Desde cualquier punto de la bahía, la central se convierte en un faro, en un reclamo.

Este espacio que corona el edificio esta concebido como un ámbito multiusos en el que pueden combinarse actividades de restauración, con exposiciones, fiestas o eventos, y puede utilizarse de forma independiente al Museo ya que tiene acceso también desde la antigua cinta transportadora de carbón.