En lugar de concentrar toda la edificación en único bloque de grandes dimensiones, se ha minimizado la presencia de la edificación dividiendo los m2 destinados a oficinas en dos edificios paralelos, con entradas peatonales directas e independientes desde la calle. Los bloques se separan por una amplia plaza que recibe al público y a personal que sube desde el aparcamiento. Sobre la plaza se construye un pabellón de cristal que alberga la piscina del gimnasio oculto bajo rasante. La plaza se plantea como un lugar de estar y de descanso, rodeado por árboles, donde las personas que trabajan en los edificios tengan la oportunidad de encontrarse. Las plantas de las oficinas se han organizado con el fin de asegurar la mayor flexibilidad, por lo que se han optado por tener los núcleos de circulación vertical en los extremos liberando por completo la superficie interior de obstáculos. Los dos bloques de aluminio y cristal que definen la apariencia del edificio de oficinas en Fontajau son apenas el 40% del volumen construido. Bajo la rasante se encuentra el gimnasio y tres plantas de aparcamiento.